lunes, 7 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
domingo, 29 de noviembre de 2009
domingo, 22 de noviembre de 2009
Esa cruz es el símbolo de la trasmutación, el símbolo de la confianza. El simbolo de que la vida terrenal y la vida celestial son la misma. El símbolo de que la muerte es sólo un estadío más de esta antiquísima evolución que atravesamos como seres.
2009, La Calera
viernes, 13 de noviembre de 2009
plumajeró guru guru yagé,
selva tierra pintero cacería venado agua vida.
Colocando la mente y frente en alto,
selva tierra gente pinta tribu ancestro agua vida.
viernes, 23 de octubre de 2009
Hacía frío. Hacía miedo.
De cuando La Candelaria se convirtió en San Telmo por un momento...
Afortunadamente, todo transmuta, y hoy, ya no somos los mismos.
martes, 20 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
Dos nenas de 9 años
envueltas en un plástico asfixiante.
Se abren las flores azules,
adentro del mercado viejo.
Persiana grande y gris
separándolos del mundo.
El brillo de las luces de afuera
está encegueciendo al viejito,
que ya no ve, no cree, no entiende.
Cuando la novela termine
estarán subiendo la escalera,
otra vez,
envueltos en la infinidad
de ese entrepiso de madera carcomida
y de ratitas chillonas.
*°aburrida°*
lunes, 12 de octubre de 2009
(y evadiéndonos)...
viernes, 9 de octubre de 2009
jueves, 1 de octubre de 2009
lunes, 28 de septiembre de 2009
martes, 15 de septiembre de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
domingo, 16 de agosto de 2009
Informe Operativo
Si te invitan a tomar un tinto a las 10 de la mañana, no se trata de desadaptados sociales. Un tinto es un café. Y un café es un café con leche. Y estar mamado es estar cansado, (los primeros días estaba convencida que se trataba de un país de puros alcohólicos).
Las calles tienen nombres de números. Disminuyen hacia las montañas.
Hasta luego!!!
Madre ponme en la chaqueta, las medallas.
Los zapatos ya no me los puedo poner.
Mis dos piernas se quedaron, en Malvinas.
El mal vino no me deja reponer...
De la nítida y oscura pesadilla,
de Valeria Mazza, besando al cordobés,
que murió estaqueado solo entre los cuervos desangrados.
En Resistencia, aquí en los 2 de abriles, brindamos por él.
Argentinos, argentinos, qué destino mi amigo argentinos,
nadie sabe responder.
Argentinos, argentinos, caminando siempre al lado del camino,
la ventaja de no pertenecer.
Abrazada en la tribuna, con cualquiera,
cuando boca está en mi boca, en mi boca de mujer.
Entra el tetra hirviendo, el porro y las anfetas,
dale boca dale boca dale boca dale boca, tenga fé.-
Que la guerra está perdida, y de esto ya hace tiempo
y esto todos lo sabemos,
qué le vamos a hacer?
Te regalo la bombacha, transpirada,
si hoy ganamos la copa 4 a 3.
Argentina, Argentina, qué pasó en la Argentina,
es la casa desaparecida.
Argentina, argentina, bienvenidos a casa Argentina,
a la desaparecida.
Soy paragua de la villa 21,
yo te la mamo, yo te hago todo lo que vos querés...
El sargento Ibarra se me ha enamorado,
los domingos paga el whisky y el hotel...
Yo le robo la pistola cuando duerme,
y me voy a Godoy Cruz, a Godoy Cruz y Santa Fé.
A cuidar de la Ramona y de los pibes,
que te besan, te roban, te cuidan, entre las vías del tren.
Entre Rosas y Sarmiento, Don Segundo y Martín Fierro,
la barbarie y los modales europeos,
el país de los inventos, Maradona,
los misterios del lenguaje metafísico del gran resentimiento.
Bienvenidos inmigrantes a este paraíso errante,
ya se sabe que el que no arriesga no gana.
Y esa casa que dejaron escapando entre las balas,
era el caldo del cultivo a la nostalgia.
En el reino del silencio cavernario de oropeles,
un concilio de miserias, de rodilla en los cuarteles.
Y hubo una fiesta de todos, embriagada, delirante,
no te metas, algo habrá hecho ese maleante.
Yo volví con Onganía y la cosa aún seguía;
Aristócratas patricios y Patricias de Anchorena,
tan católicos mamones, protagonistas sin roles,
yendo tras de un socialismo patriotero, indicalista,
preparados todos para aterrizar en pista.
Ya vacíos los aviones, transformados en camiones
de intereses, balas tristesy vecinas que no entienden
que ha pasadoen este barrio tan tranquilo, tan callado
y quien dió la orden de cambiar el mundo?
De leer Antena en la peluquería
a jamás volver a sentir alegría.
Madres muy desesperadas cocinaban y planchaban
hoy sus hijos son caníbales fantasmas.
Los cadáveres se guardan o se esconden en el río,
en palacios de memoria ensangrentada.
Y tenemos pijas grandes, largas como mil facones
y anacrónicas arengas, melancólicas uniones.
La bandera enloquecida, maten a los maricones,
que los hombres van de putas para sentirse varones.
Siempre el padre omnipresente de mirada contundente,
que escondía un seductor muy asexuado.
Gracias papi por las flores, por las reivindicaciones,
vos sabés los hijos nunca te fallamos.
Y si mami aún viviera, hoy sería jardinera
en el Cementerio Club de las pasiones.
Yo que nunca anduve en nada, nunca me metí en política,
simplemente fui un muchacho hedonista;
y chiquitos y chiquitas inocentes con un arma
por el odio mas brutal descuartizados.
El mas fuerte penaliza, pega duro, te hace trizas;
nada personal, naturaleza humana.
Los poderes organizan cual será la repartija
de los bienes de la época.
Nadie se puede salvar, nadie se puede salvar.
Sigo vivo, sigo atento y observando con el tiempo,
esta extraña enfermedad inclasificada;
que te afecta muy deprisa, que te quita la sonrisa
cuyo síntoma es que ya no importa nada.
Argentino hasta la muerte, la patilla de Facundo
recortada de la Gente, de la Caras.
Y seguir comiendo mierda, cada día, cada noche
y explicarle al mundo entero nuestra nada de la historia universal
de la Argentina ensimismada,
que contiene enciclopedia de uno mismo
y encender con la birome palabritas en el cielo,
en el campo las espinas y en el centro de mi pecho hay un bicho que camina.
Hoy la casa de mi infancia ya no existe ni hace falta
yo la llevo bien adentro en mis entrañas.
Toda llena de colores y de desapariciones
muy tempranas, muy profundas, muy amargas.
Nada ha desaparecido, ni la casa con 10 pinos, ni mi amor, ni la zamba de mi esperanza.
Es que el mundo es muy cretino
pero puede ser divino, si yo quiero, porque nada en este mundo me hace falta.
Nada más que algunos trucos, un conejo, una galera, un colchón, un tocadiscos y una mesa.
Y es posible que los hijos puedan cambiar lo que hicimos
y la casa nunca mas desaparezca.
Argentinos, argentinos.
Qué destino mi amigo, argentinos, nadie sabe responder.
Argentinos, argentinos, caminando siempre al lado del camino,
la ventaja de no pertenecer.
Argentina, Argentina, qué pasó en la Argentina?
Es la casa desaparecida.
Argentina, Argentina, donde todo es mentira, Argentina, la desaparecida.
Bienvenidos a la casa de todos, a la casa desaparecida.
Bienvenidos a aparecer en este mundo,
Argentina la desaparecida.
jueves, 30 de julio de 2009
En Bogotá llueve.
Un amor más, un beso más, una caricia más que me conmueve...
En la mitad de la ciudad los autos se trancan, la gente se insulta, los bocinazos me abomban la cabeza.
Algunas partes se parecen a Buenos Aires, La Candelaria tiene un aire a San Telmo, Chapinero parece una postal de algún barrio de Olivos, La Soledad, Núñez...
De vez en cuando me asaltan recuerdos de otros momentos, en donde estar en mi cuerpo y en mi piel se sentía distinto.
Suaves palabras de aliento consuelan esto, que no sé si es destino o locura.
Caminar mucho en poco tiempo, o pasar poco tiempo caminando mucho. Sin nada que llevarme, sin nada que dejar... El cuerpo y el alma que se acomodan distinto cada vez.
Las risas pasan, las lágrimas pisan el tiempo, los rostros cambian.
La Tierra es la misma, el mismo suelo combinando con el mismo cielo.
El mismo sueño con la misma sed.
Las uñas siguen creciendo, mis amigas me siguen escribiendo.
Me agito cuando corro, la torpeza nunca me abandona.
Desde hace un año que me emociono por las cosas más idiotas. Y sigue pasando.
Mala suerte con los hombres, esperando que cambie la racha todos los días...
Muchas opciones siempre, las calles, los aviones, las preguntas, todo el tiempo eligiendo.
Y Bogotá que a veces me cuesta, pero nunca me deja de sonreir.
La gente, sus cuentos, las lucecitas por todas partes.
Guadalupe y Monserrate espiando mis versos de vez en cuando, y yo sigo prometiendo ir a conocerlas algún día, y fotografiarte desde arriba.
Tierna la noche.
Fugaz la mañana.
Brillante el día.
En Bogotá llueve.
Pero no hace frío.
Crecí, y Colombia me recibió con una bandeja paisa.
Soñé mirando hacia el norte.
Lloré recordando el sur.
Pero entendí que la vida es como el este y el oeste, el sol nace aquí y muere allá, el día termina y vuelve a empezar, arriba es abajo y abajo luego arriba...
martes, 14 de julio de 2009
Una noche de verano de esas que queman.
Buenos Aires arde en sudor.
El ventilador escupe un ruido tétrico.
Tus brazos abrazando mi garganta.
La sábana se nos pega.
Los cuerpos se resbalan.
Tu piel se hunde en mi.
Calor,
los segundos se hinchan.
Los minutos giran y gotean.
Nada pasaba por esa habitación.
Ni nuestras sombras.
Afuera el pasado y el futuro.
Las leyes, las deudas y las misas.
Nadie voltea a esa habitación.
Ni demonios ni ángeles.
No hay agua.
El calor nos jala desde la cama.
Por suerte no usamos anillos.
Ni ropa.
Incautos, intactos, profundos.
El aire denso y caliente nos envuelve.
Suspendidos en ese calor sofocante,
huérfanos, desnudos.
Por la ventana, vemos el baile de una gaviota.
Nos sumergimos en sus plumas.
Por fin desaparecimos.
Y escapamos con ella.
Yo me hice alas,
tú, vuelo.
Por la ventana la miraban dos ojos oscuros.
lunes, 13 de julio de 2009
Había una vez, un bosque en una estrella.
Una vez esa estrella fue de René. René era un hombre que fue mi padre una vez. Tenía ojos azules como los míos y una vez desapareció y se fue a esa estrella con un bosque verde.
Una vez se encontró con un espíritu, no lo podía ver bien porque una vez cada tanto se hacía medio invisible, pero igual le enseñó muchas cosas. Una vez ese señor lo llevó al centro de la estrella, y le dijo que mire hacia abajo. Esa vez la estrella se abrió y vieron que había gente que les estaba cantando y danzando. Fue una vez, pero fue una vez hermosa.
René estubo una vez sintiendo el aire, de pronto estornudó, y se hizo viento.
Una vez René se acercó a un río empujado por la sed, y cuando se miró en el reflejo, vio que él era agua. René se asombró y se calló al río.
Una vez René se enamoró de una mujer que vendía brillos, y se dio cuenta que la mujer era muy brillante, y de tan brillante que era, se brilló todo. René quedó brillando esa vez.
Una vez René salió al patio de su casa y miró el cielo, y se dio cuenta que su piel era celeste y su cuerpo era invisible.
Una vez, René vio cómo talaban un árbol en su bosque. Esa vez, a René le salieron unas manchas en la piel.
Una vez René se puso contento de ser René.
Una vez, de pura casualidad, yo le canté a esa estrella.
domingo, 12 de julio de 2009
domingo, 14 de junio de 2009
Vértigo.
Náuseas.
Una ventana muy chiquita por donde ver la inmensidad de nuestra casa.
Palpitaciones.
Y el libro que me emociona más de la cuenta.
Me apuno.
Entonces miro, abro mis ojos grandes, "color tiempo" me regalaron una vez, y veo los pompones de nube, que uno se pregunta a qué sabrán, a qué olerán.
Y se convierten en un mar que cubre las montañas, las puntas maravillosamente marrones que asoman de entre la espuma blanca.
Sal, olas, montañas, nubes.
Recuerdos invertidos por la altura, y una nostalgia de lo que está abajo, abajo y atrás.
Sensaciones raras.
Sentirse ajeno al aire, ajeno a la altura, estar de visita en una parte de este universo que está más arriba de lo que siempre pisamos.
Sujeto a qué?
¿Por dónde pasa la soga de seguridad por si esto falla?
Un avión que lleva pasajeros, sobre la cordillera andina.
Un pájaro de ilusiones que nos lleva a volar, a cambiar el destino, a aterrizar en otra parte de la misma América.
Uniendo el norte con el sur,
uniendo lo conocido con lo desconocido,
partiendo hacia el misterio.
El cóndor del sur y el águila del norte.
Mi parte andina y mi parte selvática.
Soy yo, materia y alma, tiempo y espacio.
"Y" & "O", opuestos: YO.
sábado, 23 de mayo de 2009
martes, 12 de mayo de 2009
Bueno, algo más...
Te cuento un cuento, mitad cuento mitad secreto.
Un cuento que es alivio, arte, rezo.
Suena en blanco y negro un viejo tambor.
Suena el negro, suena el blanco y sueña el tambor.
Revelar de pronto en una mano que la vida está pasando ahora, como una cinta de video debajo de nuestros pies. Y ver que todo está en mis manos, leer que todo es verdad, hay millones de idiomas, uno por cada uno de nosotros. Es el juego, uno entre infinitos.
Y entonces,
tu idioma,
en tu mano.
La cinta que corre,
en tus pies.
La cordura,
en ningún lado.
Palitos que salieron de pequeñas ramas de los árboles enormes del campo, qué campo más grande! Un campo verde abajo y amarillo encima, lleno de luz. En Luján.
De noche se hace verde y azul.
Se agudiza el oído.
Descifré el sonido de un pájaro,
Lo ví. Lo descubrí es-piando.
Era tal como lo inventé.
O más o menos.
Igual él también estaba jugando.
... Campo grande. Verde espíritu.
Tierra bella, Madre simple.
Y sólo tengo eso, una mano y un idioma de dos colores.
Cuando me terminé de ahogar en la desesperación...
Tu voz y tus caricias.
Con los cinco sentidos.
La lluvia de mayo y los rayos del sol se unieron en igual tiempo y espacio.
Un arco de 7 colores les libera el paso.
Primero uno, después el otro. Primero el otro y después el uno.
El sol-mayo-el sol.
A ver la mano...
Leer en esas letras la palabra VIDA, entender que somos el cuenco que alberga el agua.
Somos el agua y somos el cuenco.
Y un cuenco lleno de agua.
Y la mano y la palabra.
La cámara escupió el sonido de la obturación.
Y Juan Pablo dejó caer los palitos al piso.
sábado, 9 de mayo de 2009
de deseos que llegan y sueños que van.
sobre 2 cuerpos que se salvaron.
Una noche esperando el alba,
nos mezclamos con almizcle.
Éramos 153 seres llenos de pureza.
Y también fuimos una lluvia.
Y vimos viento. Y éramos agua.
lunes, 4 de mayo de 2009
Media Luna para recordar...
Y el cielo me envía una señal, así q voy.
Un ícaro se repite en mi cabeza, trayendo toda la vibración de lo que está vivo. Navegando en ríos de mi sangre, acaudalosos afluentes que convergen en mi corazón, que late, y late, y late por encima del tambor.
Las tinieblas tienen recuerdos, hay ancianas, hay niñas dobladas de sed, mujeres de pelos largos, despeinadas, cubiertas de cenizas, muy altas, dobladas de dolor. Apoyándose en árboles muy viejos y sin hojas, para no caerse. El espíritu del bosque es una mujer, y vive con miles de mujeres enfermas.
Las intenta curar de sus cabezas, aliméntandoles el alma.
Están todas muy flacas.
Las tinieblas son demasiado densas para mí.
Rojo.
Amarillo.
Negro.
Blanco.
Azul.
Verde.
Violeta.
Sus llamas de tan rojas se hacen transparentes, el calor tiene un color. Nada resiste. Nada se conserva. Todo trasmuta en las lenguas del fuego para cambiar de color, para cambiar de forma.
En el proceso cambian los olores, se estimulan ciertos ruidos que vienen a cantar, y todo sale del centro de eso que está quemándose. El fuego llega al centro y vira el color.
Condescendiente.
Recibo.
Y me encuentro con mis emociones, en un cuenco lleno de agua.
Mis ojos se reflejan en el agua clara.
Mi agua clara se refleja en mis ojos.
Bebo inundando la lengua. Moviendo cada gota, cada sorbo por entre los espacios más escondidos en mi boca.
Bebo, beso, disfruto.
Me acaricio.
El agua me limpia, me moja, me estimula.
Son todas mis aguas las que se mueven.
Y se mezclan.
Fuera de mi, se me escapa el agua fuera de mi.
Estalla algo en el pecho, y el agua se me sale por los ojos.
Tengo que emitir sonidos con la garganta para que salga, porque se quedó una parte estancada.
Sonidos bien fuertes para captar la frecuencia de esa vibración que hace q el agua se me salga.
De a poco, del pecho se calman las vibraciones y me recuesto.
El pájaro de agua vuela de las brasas y se dibujan en los carbones ardientes 7 flechas que se combustionan en el corazón final.
Cada brasa es un espejito de color, que nos refleja a cada uno de nosotros. Cada uno se identifica con esa brasa; su pedacito de fuego, la parte de ese calor que quema, que atraviesa y que convierte.
Nos duele el pecho porque es el mismo pecho.
Y canto.
Me río.
3 caballos que me miraron fijo.
Y entonces decidí ir.
Mis abuelos me invitaron en un sueño.
Mis abuelos me soñaron en un sueño.
Ahó Metakiase