miércoles, 8 de abril de 2009

´xico.







Veintitrés colores o más.

Dedos, pinceles y lienzos.

Heridas, dolores, amores.


Los naranjas son tan intensos que hacen que la vista se canse y arda.
El pincel dibuja el arcoiris de un solo trazo.


Cuando le duele el corazón pinta más.



El calor penetra despacito en los ojos, envueltos en amarillo.


Una gota de agua marrón, azul y verde mancha la camisa.
Formas, exageraciones, ideogramas, todo junto, todo mezclado en la misma mesa...


Recuerdos e imágenes superpuestas para hacer un solo color.
Lo que hiere también es arte. Y arte con amor es la herida que le sangra cuando duerme sola.


Los violetas desprendían 13 colores más, entremezclados en flores grandes y salvajes.


Se pinta, se despinta. Naturaleza muerta, naturaleza viva, todo la rodea, la encierra, la libera.


Sobrecargó el pincel, le costó una mancha en el piso.


La luz se está desvaneciendo, se va haciendo cada vez más azul, así que apura los trazos, gira el pincel rápidamente sobre el verde y el naranja.


En la paleta está su corazón. Todos los colores tienen un poco de su sangre.



Mujeres, muchas mujeres, reales y de las otras.


Más blanco, y un poco de azul... Gris también. Quería encontrar el preciso color de la luna.


Mira el reloj.


Tapa rápidamente el lienzo con unas sábanas viejas.


Diego ya llega. Procura q no lo vea, es otra sorpresa.