sábado, 23 de mayo de 2009
martes, 12 de mayo de 2009
Bueno, algo más...
Te cuento un cuento, mitad cuento mitad secreto.
Un cuento que es alivio, arte, rezo.
Suena en blanco y negro un viejo tambor.
Suena el negro, suena el blanco y sueña el tambor.
Revelar de pronto en una mano que la vida está pasando ahora, como una cinta de video debajo de nuestros pies. Y ver que todo está en mis manos, leer que todo es verdad, hay millones de idiomas, uno por cada uno de nosotros. Es el juego, uno entre infinitos.
Y entonces,
tu idioma,
en tu mano.
La cinta que corre,
en tus pies.
La cordura,
en ningún lado.
Palitos que salieron de pequeñas ramas de los árboles enormes del campo, qué campo más grande! Un campo verde abajo y amarillo encima, lleno de luz. En Luján.
De noche se hace verde y azul.
Se agudiza el oído.
Descifré el sonido de un pájaro,
Lo ví. Lo descubrí es-piando.
Era tal como lo inventé.
O más o menos.
Igual él también estaba jugando.
... Campo grande. Verde espíritu.
Tierra bella, Madre simple.
Y sólo tengo eso, una mano y un idioma de dos colores.
Cuando me terminé de ahogar en la desesperación...
Tu voz y tus caricias.
Con los cinco sentidos.
La lluvia de mayo y los rayos del sol se unieron en igual tiempo y espacio.
Un arco de 7 colores les libera el paso.
Primero uno, después el otro. Primero el otro y después el uno.
El sol-mayo-el sol.
A ver la mano...
Leer en esas letras la palabra VIDA, entender que somos el cuenco que alberga el agua.
Somos el agua y somos el cuenco.
Y un cuenco lleno de agua.
Y la mano y la palabra.
La cámara escupió el sonido de la obturación.
Y Juan Pablo dejó caer los palitos al piso.
sábado, 9 de mayo de 2009
de deseos que llegan y sueños que van.
sobre 2 cuerpos que se salvaron.
Una noche esperando el alba,
nos mezclamos con almizcle.
Éramos 153 seres llenos de pureza.
Y también fuimos una lluvia.
Y vimos viento. Y éramos agua.
lunes, 4 de mayo de 2009
Media Luna para recordar...
Y el cielo me envía una señal, así q voy.
Un ícaro se repite en mi cabeza, trayendo toda la vibración de lo que está vivo. Navegando en ríos de mi sangre, acaudalosos afluentes que convergen en mi corazón, que late, y late, y late por encima del tambor.
Las tinieblas tienen recuerdos, hay ancianas, hay niñas dobladas de sed, mujeres de pelos largos, despeinadas, cubiertas de cenizas, muy altas, dobladas de dolor. Apoyándose en árboles muy viejos y sin hojas, para no caerse. El espíritu del bosque es una mujer, y vive con miles de mujeres enfermas.
Las intenta curar de sus cabezas, aliméntandoles el alma.
Están todas muy flacas.
Las tinieblas son demasiado densas para mí.
Rojo.
Amarillo.
Negro.
Blanco.
Azul.
Verde.
Violeta.
Sus llamas de tan rojas se hacen transparentes, el calor tiene un color. Nada resiste. Nada se conserva. Todo trasmuta en las lenguas del fuego para cambiar de color, para cambiar de forma.
En el proceso cambian los olores, se estimulan ciertos ruidos que vienen a cantar, y todo sale del centro de eso que está quemándose. El fuego llega al centro y vira el color.
Condescendiente.
Recibo.
Y me encuentro con mis emociones, en un cuenco lleno de agua.
Mis ojos se reflejan en el agua clara.
Mi agua clara se refleja en mis ojos.
Bebo inundando la lengua. Moviendo cada gota, cada sorbo por entre los espacios más escondidos en mi boca.
Bebo, beso, disfruto.
Me acaricio.
El agua me limpia, me moja, me estimula.
Son todas mis aguas las que se mueven.
Y se mezclan.
Fuera de mi, se me escapa el agua fuera de mi.
Estalla algo en el pecho, y el agua se me sale por los ojos.
Tengo que emitir sonidos con la garganta para que salga, porque se quedó una parte estancada.
Sonidos bien fuertes para captar la frecuencia de esa vibración que hace q el agua se me salga.
De a poco, del pecho se calman las vibraciones y me recuesto.
El pájaro de agua vuela de las brasas y se dibujan en los carbones ardientes 7 flechas que se combustionan en el corazón final.
Cada brasa es un espejito de color, que nos refleja a cada uno de nosotros. Cada uno se identifica con esa brasa; su pedacito de fuego, la parte de ese calor que quema, que atraviesa y que convierte.
Nos duele el pecho porque es el mismo pecho.
Y canto.
Me río.
3 caballos que me miraron fijo.
Y entonces decidí ir.
Mis abuelos me invitaron en un sueño.
Mis abuelos me soñaron en un sueño.
Ahó Metakiase